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Las grandes Orixás femeninas: Nanã, Iemanjá Iansã y Oxum

Las poderosas deidades femeninas que gobiernan la naturaleza.

El poder espiritual de las Yabas

Las yabas son deidades femeninas de la religión yoruba, las grandes Orixás. Estas diosas representan aspectos fundamentales de la naturaleza, la vida y las emociones humanas. Son veneradas como guías espirituales por reflejar los desafíos y ciclos de la vida. Cada yaba tiene su propio dominio y personalidad. Entre las yabas más importantes se encuentran: Nanã , Iemanjá, Iansã y Oxum. Estas Orixás son poderosas porque sus energías ayudan a los seres humanos a equilibrar sus vidas, superar obstáculos y encontrar paz interior.

Nanã, la sabiduría ancestral

Nanã, asociada con la enfermedad y la muerte, es la diosa del lodo y las aguas estancadas. Lugares que simbolizan el origen y el final de la vida. Es la Orixá más anciana. Una figura materna y sabia que, por su antigüedad, recibe el respeto de todas las demás deidades. Conocida también como Nanã Burukê (o Buruku), fue asimilada por la cultura yoruba. En sus orígenes era venerada como Mãe da Terra (Madre de la Tierra), aquella que todo lo determina y todo lo sabe. Nanã representa la dualidad de la vida y la muerte. El ciclo eterno de transformación y regeneración, siendo la única que posee el poder de manejar la muerte sin temor. Las hijas de Nanã heredan su carácter maternal y protector. Son personas cariñosas. Siempre interesadas en la vida de quienes las rodean, tienen una sabiduría innata que las hace comportarse como si fueran mucho mayores de lo que realmente son. Sin embargo, suelen carecer de buen humor y tienden a dramatizar las situaciones. Ello las hace parecer más serias o reservadas. A menudo, se las percibe como personas vengativas, pero en realidad el perdón es una de sus mayores virtudes. Aunque puedan guardar rencor, siempre están dispuestas a perdonar y a brindar su consejo en los momentos más difíciles. Son buscadas con frecuencia para resolver cuestiones graves, pues su experiencia y calma las convierte en guías confiables. Nanã, como señora del barro y la vida, simboliza la profunda conexión con la tierra y con el ciclo de la existencia. Representa la sabiduría ancestral, la serenidad ante la muerte y la capacidad de regeneración. Hecho que la convierte en una de las figuras más veneradas en la tradición yoruba.

Iemanjá, protectora de la familia

Considerada la diosa de los mares y océanos, Iemanjá es la madre de todos los Orixás. Venerada como la fuerza nutricia de la creación y la encarnación del amor maternal, Iemanjá domina el mar y las profundidades ocultas del subconsciente. Es un referente de compasión y protección. Ofrece la fuerza emocional necesaria para capear las tormentas de la vida. A menudo se la representa como una sirena o una hermosa mujer adornada con perlas y conchas. Esta representación resalta su conexión con el agua y la vida. Iemanjá es conocida por su protección maternal. Ella ofrece consuelo a aquellos que se sienten perdidos o amenazados, envolviéndolos en un abrazo tan inmenso como las profundidades del océano. Así como las olas barren la orilla, Iemanjá alivia la agitación emocional. Las hijas de Iemanjá suelen ser personas sensibles y extremadamente protectoras. Les gusta estar en grupo y participar activamente en conversaciones. Suelen tender a asumir los problemas de los demás como propios. Si sus seres queridos son amenazados, pueden transformarse en auténticas fieras para defenderlos. Más allá de su carácter maternal, Iemanjá es una protectora feroz, que combina dulzura y fuerza. Es la guía que cuida sus hijos tanto en los momentos de alegría como en los de adversidad.

Iansã, la dueña del Rayo

También conocida como Oyá, es la poderosa diosa de los vientos, las tempestades y los rayos. Además de ser la señora de las tormentas, es la dueña del alma de los muertos y posee una personalidad tan impulsiva como imprevisible. Su energía arrolladora se manifiesta en cada una de sus acciones. Eso la convierte en una de las deidades más temidas y respetadas en la mitología yoruba. Fue la primera esposa de Xangô (dios del trueno) y anteriormente lo fue de Ogum (dios de la guerra). En una ocasión, yendo en busca de un poderoso amuleto para Xangô, aprovechó para quedarse con algunos fragmentos. De eso modo, aprendió a dominar el fuego, aumentando su ya imponente poder. El amor entre Iansã y Xangô fue tan profundo que, aunque se separaron, cuando él decidió retirarse a vivir bajo tierra en Kossô, ella hizo lo mismo en Ifá, mostrando su lealtad eterna. Las hijas de Oyá heredan su carácter fuerte y dual: son dulces e inoportunas al mismo tiempo. Persiguen sus sueños con una determinación feroz. Aunque puedan ser inconstantes en el amor, cuando se enamoran lo hacen con una pasión arrolladora, dispuestas a ir hasta el final. Los colores de Iansã son el rojo y el marrón oscuro, símbolos de su vínculo con el fuego y la tierra. Cuando está en presencia de Ogum, se desata una batalla inevitable, ya que ambos comparten una naturaleza guerrera. Iansã es capaz de enviar huracanes y tormentas. Sin embargo, lo que la hace única es su capacidad para enfrentar a los eguns (los espíritus de los muertos). Es la única deidad con poder suficiente para controlarlos y guiar sus almas. Esta Orixá, dueña de los vientos y los muertos, es una figura que inspira respeto, fuerza y ansias de transformación. Es un símbolo de poder femenino y lealtad inquebrantable.
Las grandes Orixás femeninas

Oxum, protectora del amor y la belleza

Es la más bella de entre las Orixás femeninas. Su personalidad es maternal y tranquila. Reina del agua dulce, dueña de ríos y cascadas, así como de la riqueza, el juego de búzios y el amor. Conocida como la diosa del amor, intercede en las uniones de pareja. Está estrechamente ligada a la fertilidad y la procreación. Fertilidad que también alude a la manifestación de prosperidad y creación. Por lo que también se la llama la Dama de Oro. Extremadamente femenina, llena de coquetería, astucia e inteligencia, así es Oxum: vanidosa, dulce y protectora de los niños. Tiene un sentido del humor casi infantil, pero no hay que subestimarla, ya que es una poderosa y experimentada hechicera. Oxum no suele tener muchas aliadas entre otras entidades femeninas, ya que su carácter vanidoso a menudo genera envidias. Sus hijas son generalmente mujeres bonitas, delicadas, sofisticadas y, en ocasiones, frívolas. Aman las joyas, los halagos y suelen ser muy conquistadoras. Tienen una inclinación hacia las artes o profesiones que les permitan ascender socialmente y ganar mucho dinero. Su color es el amarillo oro, reflejando su vínculo con la riqueza y la belleza. A pesar de su apariencia delicada y encantadora, Oxum es una figura poderosa que combina dulzura con una fuerza interna considerable. Su dualidad entre la ternura maternal y la capacidad para ejercer magia la convierte en una de las Orixás más complejas y fascinantes del panteón yoruba.
LAS ENSEÑANZAS DE LAS YABAS • Nanã Representa la sabiduría ancestral, la vida y la muerte. Conocedora de los secretos del ciclo de la vida, simboliza la regeneración, la experiencia y la memoria. • Iemanjá Como símbolo de la maternidad, es la protectora de la familia y el hogar. Brinda consuelo, fuerza y conexión con las emociones más profundas. Su energía está vinculada con la fertilidad y el amor maternal. • Iansã Es una deidad de transformación. Enseña a los humanos a enfrentar el cambio y la adversidad con valentía. Representa la fuerza y el coraje para perseguir los objetivos. • Oxum Guardiana del amor, la fertilidad y la belleza. Es protectora de las emociones y los asuntos del corazón, así como del bienestar y la riqueza. Nos guía ofreciendo enseñanzas sobre el autocuidado, la belleza interna y la prosperidad emocional.