Los toques de los Orixás
Ejecutados con atabaques, captan el mundo sobrenatural y lo traen a nuestro plano.
Los atabaques
Los toques de los Orixás son ritmos de atabaque que junto a un serie de cantos, invocan al conjunto de divinidades africanas.
Los atabaques son los instrumentos principales en varias religiones africanas y en muchas manifestaciones culturales derivadas de ellas. Es el caso de la capoeira o el jongo.
En el candomblé y la umbanda son los encargados de invocar a los Orixás. Se utilizan tres atabaques: Rum, Rumpi y Lê. Su ejecución es responsabilidad de los Ogãs.
Rum, Rumpi y Lê
Rum es el atabaque principal, tiene un sonido más grave y es el responsable de dirigir el ponto (canto religioso) que está siendo cantado.
Rumpi es el segundo y su misión es responder al Rum. Lê, el tercero, dobla o repica el toque para que éste no sea repetitivo.
El agogô y el xequerê son utilizados en algunas casas (terreiros) además de los atabaques. Estos son instrumentos de gran importancia y es por ello que son siempre respetados.
Fabricados con madera noble y cubiertos con piel, deben realizar sus propias ofrendas ya que cada uno de ellos representa un Orixá.
Reciben rituales equivalentes a los realizados por los filhos de santo (devotos del candomblé o la umbanda) del orixá al que son consagrados.
Si tienen que ser retirados del terreiro (lugar donde se realizan los rituales) para ser reparados, han de ser llevados por el Ogâ al altar, al ariaxé (asentamiento principal situado en la mitad de la sala) y a las cuatro esquinas del terreiro antes de ser evacuados.
Poseen un papel esencial en las ceremonias. Mantienen todo el ambiente con una vibración homogénea y ayudan a que los médiums permanezcan en ella.
En festividades especiales, pueden ser envueltos en tejidos con los colores del Orixá invocado.
Durante la ceremonia saludan a los miembros más importantes con un toque especial y éstos se curvan ante ellos y tocan el suelo en señal de respeto.
Los atabaques son reverenciados incluso antes que el pai o mãe de santo (líderes espirituales) del terreiro.
En caso de que uno de ellos caiga al suelo e sea derrumbado por alguien durante una ceremonia, ésta es interrumpida durante unos instantes en señal de arrepentimiento.
La función de los toques
Los toques de los Orixás son diferentes ritmos ejecutados con un tambor. Según la batida o el canto, van dedicados a uno u otro Orixá.
Aunque no haya un toque determinado para cada uno de ellos, existe cierta relación entre el toque y el Orixá.
Los pontos son cantos rítmicos y repetitivos que hacen alusión a la entidad que se saluda. Tienen el poder de captar el mundo sobrenatural.
Es una música sagrada que sólo se practica en los terreiros. Mediante la asociación de letra, melodía y danza narran la experiencia arquetípica de las diferentes entidades que representan.
A través de ese lenguaje musical y gestual, los Orixás expresan sus particularidades creando una atmósfera en que estos se tornan presentes dentro de un contexto religioso.
Algunos toques son tan característicos de determinadas divinidades, que es posible eliminar el canto e incluso la danza como elemento de identificación.
Es el caso del alujá, el opanijé y el agó (quebra-prato), consagrados a Xangô, Obaluaê y Iansã, respectivamente.
A partir de ahí, podemos hablar de los ritmos más frecuentes en cuestión de lo que representan y de su relación con las entidades a las cuales homenajean.
Principales toques de los Orixás
Barravento
El barravento es un ritmo de atabaque utilizado en la capoeira, el candomblé y la umbanda.
Más rápido que el ijexá, algunos consideran que es el toque predilecto de Xangô.
Vamunha
Tocado al inicio de las ceremonias, saluda en orden a cada uno de los Orixás. Es un ritmo acelerado, contagioso y sincopado. Significa “ellos se mueven”.
Es tambiém conocido como: ramonha, vamonha, avamunha, avania o avaninha.
Se toca en situaciones específicas como la entrada y salida de los filhos de santo del barracão. También para retirar la entidad incorporada por el médium, momento en el que ésta saluda a los pontos de axé de la casa y se retira entre las aclamaciones de los presentes.
Batá
Significa “tambor para el culto de Egun y Xangô”. El batá, tal vez uno de los ritmos más característicos del candomblé, puede ser tocado lento y rápido.
El batá lento acostumbra a ser empleado por Orixás cuya danza denota ciertas características de su personalidad. Es el caso de Oxalufã, el dios encorvado y viejo que con su paxorô (cayado) creó el mundo.
El batá rápido es un ritmo cadente que suele estar dedicado a Xangô. Se toca con las manos.
Bravum
A pesar de que el bravum no sea atribuido a ningún Orixá específico, muchas veces se elige para saludar a Oxumarê, Ewá y Oxalá. Relativamente rápido, es un ritmo marcado por golpes fuertes del Rum.
Huntó / Runtó
Ritmo de origen Fon ejecutado para Oxumaré. Puede ser tocado con cánticos para Obaluaiê y Xangô.
Igbin
Significa “caracol”. Toque consagrado a Oxalufã, se caracteriza por su extrema lentitud y su ritmo constante.
Evoca el lento caminar del caracol que carga su propia casa, como Oxalufã que lleva el peso del mundo. Describe el viaje de un anciano.
Ijexá
Ijexá es el único ritmo tocado con las manos en la nación Ketu y por excelencia el toque de Oxum.
Calmado, envolvente y sensual como la diosa de las aguas dulces, a veces también se toca para su hijo Logun-Edé, y en ocasiones para Exú y Oxalá.
Ilu / Daró
Significa «lamento». Es un ritmo rápido y cadencioso atribuido a Oya/Iansã que se toca con aquidavis (varitas de madera).
Para Iansã, señora de los rayos y los vientos, se suelen utilizar tanto el ilu, como el agó y el aguerê de Iansã. Términos que designan un mismo ritmo que por ser tan rápido y repicado, también es conocido como «quebra-prato».
Es el toque más rápido del candomblé y eso corresponde a la personalidad agitada y sensual de esta diosa guerrera. Señora de los vientos que tiene el poder de alejar los eguns (espíritus de los muertos).
Korin- Ewe
Su significado es “canción de las hojas”. Originario de Irawo, ciudad de Nigeria donde es venerado Ossain, el dios de las plantas medicinales y la magia que éstas esconden.
Oguele
Ritmo atribuido a Obá y dedicado a Ewá si es ejecutado con cánticos. Oguele significa «tambor hablador que manda mensajes lejanos».
Opanijé
El ritmo de Obaluaê es el opanijé, un ritmo pesado, lento y quebrado por pausas.
Se utiliza para dividir la comida ritual (olubajé), momento en que los presentes aprovechan para pedir salud y longevidad. Opanijé significa “él mata a cualquiera y come”.
Su danza refleja su unión con los muertos y su dominio sobre la tierra. Obaluaê baila curvado hacia delante como si estuviera atormentado por dolores, picores y temblores producidos por la fiebre.
Sató
Significa “la manifestación de algo sagrado”. Su ejecución recuerda al ritmo batá con un toque más rápido y marcado por las batidas del Rum cuando está dedicado a Oxumaré.
Este toque de los orixás es sosegado y pesado cuando es para Nanã, considerada la anciana de las iabás.
Tonibobé
Ritmo vibrante y guerrero acompañado por el xeré que invoca a Xangô. Significa “pedir y adorar con justicia”.
Xangô en el transcurso de su danza blande un hacha de doble hoja. Cuando el ritmo se acelera, simula que coge piedras de rayo de un saco y las lanza sobre la tierra.
Rufo
Son repiques graves y constantes, que irradian de luz el terreiro. El rufo puede utilizarse para saludar a cualquier entidad.
• El sonido abre los canales de comunicación que facilitan el trato entre nosotros. Es nuestra forma primitiva de relacionarnos con el mundo.
• La música actúa como elemento ordenador que organiza a la persona internamente. Es también el conductor del axé del Orixá, su energía.
• Los ecos del cuero y la madera vibrando que representan a cada entidad, son melodías ancestrales africanas sin partitura. Ritmos trasmitidos a través de generaciones de forma oral.
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