Clases de danza
Cómo eliminar complejos y recuperar la motivación personal a través de la danza.
¡Voy a clases de danza!
Cada vez es más común encontrar mujeres que van a clases de danza. Generalmente, son mujeres que no aspiran a ser profesionales. Simplemente utilizan la danza como una terapia o una búsqueda interna.
Desde mi punto de vista, bailar es una herramienta que explora la identidad femenina. Muchas de mis alumnas entienden este concepto y frecuentan las clases para aprender algo sobre ellas mismas.
El baile las desinhibe. Por otro lado, las ayuda a manifestar deseos y sentimientos que yacían presos. Todo ello es un proceso que descubre y libera aspectos eclipsados de la mujer. En resumen, es una opción para reeducarse.
Las clases de danza así aplicadas pueden llegar a modificar nuestra forma de relacionarnos. Porque al fin y al cabo, todo lo trabajado en clase tiene un reflejo directo en nuestra vida cotidiana.
Existen dos aspectos fundamentales a trabajar en las clases y una consecuencia derivada de ellos. En primer lugar, se trata de enfrentar nuestros complejos y vergüenza; la recompensa es la motivación personal.
Los complejos
Las mujeres estamos llenas de complejos de todo tipo. Normalmente son de inferioridad aunque también los hay de superioridad. Ya sean unos u otros, ambos nos impiden ser quienes somos.
Tener complejos nos limita y nos impide disfrutar del momento. Es importante evitar exponerlos o intentar provocar lástima. Con ello, sólo conseguimos reforzarlos y que sean una realidad para el mundo.
Muchos de ellos se generan durante la adolescencia en una búsqueda de aceptación. Por desgracia, eso puede afectar al desarrollo de nuestra personalidad.
Con el fin de gustar a los demás, acabamos mostrándonos de un modo que no somos. Como consecuencia, nos callamos, exageramos o engañamos.
Sin embargo, los complejos sólo existen en nuestra mente. Eso significa, que podemos superarlos y transformarlos en algo positivo.
No estoy diciendo que sea fácil combatirlos, pero sí algo posible de lograr. Es sólo cuestión de esfuerzo y propósito.
Eliminar complejos con la danza
Se habla mucho de que la danza sirve para eliminar complejos, pero no sé si sabemos muy bien cómo. Intentaré explicarlo desde mi experiencia como alumna y profesora.
Bailar involucra varios factores que requieren un gran esfuerzo mental. Has de estar concentrada, escuchar la música, controlar tu cuerpo y moverlo a un ritmo determinado.
Todo ello, rompe nuestra dinámica de pensamiento y genera un gran mecanismo de distracción. Razón por la cual, no nos deja espacio para pensar en complejos o vergüenzas.
Enfrentarse al espejo
Lo primero que ocurre cuando te apuntas a clases de danza, es que tienes que observarte en un espejo. Y no un rato, ¡durante toda la clase!
Puede parecer una tontería, pero si eres de las que se encuentran mil defectos físicos; el hecho de tener que mirarte, te va a resultar muy complicado.
Por mucho que seas perfecta, creo que todas las mujeres lo son; probablemente sólo veas los kilos que te sobran o lo grande que es tu nariz. ¡Tranquila! Al principio le pasa a todo el mundo.
El hecho de tener que observarte, tiene como logro la aceptación. Poco a poco irás reconciliándote contigo a nivel interno y dándote cuenta de que no eres diferente al resto.
Parecer un pato
Nadie nace sabiendo bailar. Es verdad que hay gente con cierto arte, pero no hay que dejarse engañar. Lo cierto es que la danza requiere de muchas horas de práctica para que un movimiento parezca natural.
Y ahí viene la segunda complicación. Intentar realizar un movimiento sensual y que el espejo te devuelva una imagen radicalmente opuesta.
Es un poco como lo del patito feo que acaba convirtiéndose en cisne. Tan sólo necesitas ser paciente y constante.
Tener paciencia contigo misma
Las clases de danza son grandes maestras para trabajar la paciencia. Vas a necesitar pasar por alto tus errores y centrarte en tus victorias. No te machaques porque los pasos no salen como quieres.
Con eso me refiero a darte el tiempo necesario para controlar tu cuerpo. Es decir, ser benevolente contigo misma hasta llegar a moverlo como quieras.
Me parece bueno que quieras hacerlo lo mejor posible, siempre y cuando no te pases de perfeccionista. Tienes que intentar ser tu mejor versión de ti misma. Eso sí, sin compararte con tus compañeras.
Muéstrate segura
Puede que al principio tengas que fingirlo pero acabarás creyéndotelo y por añadido, siéndolo.
Muéstrate segura mientras bailas independientemente del resultado y proyéctalo hacia fuera. Métete en el papel y baila como si estuvieras sola en las clases de danza. De esta manera, tus complejos irán decreciendo hasta desaparecer.
Muchas veces pensamos que todo el mundo está viendo lo mal que nos sale éste u otro paso. Error. Bailar requiere mucha concentración y difícilmente la alumna encuentra tiempo para observar a las demás.
Mostrarse segura también incluye elogiar a tus compañeras sin tú sentirte menos por ello. Si en algún momento ves algo que te gusta, ¡dilo! Reconocer las virtudes de lo demás nos hace más fuertes.
Esfuérzate por sacar lo mejor de ti. No tienes que ser mejor que nadie, tan sólo mejor que tú.
La vergüenza
Sentimos vergüenza por infinidad de motivos. Puede ser al manifestar una opinión, por nuestro aspecto físico, equivocarnos… Una innumerable lista que nos retrae a la hora de relacionarnos.
Nos volvemos vergonzosas cuando estamos pendientes de los demás. Cuando damos importancia a lo que piensan de nosotras. Eso muestra una baja autoestima. Todas las cosas que dejamos de hacer por vergüenza, reflejan temor a la reacción de los demás.
La vergüenza es una sensación que tiene que ver con la timidez y el sentido del ridículo. Una de las soluciones para combatir el sentido del ridículo, es regirnos por nuestras propias normas.
Me refiero a distinguir a cuando dejamos de hacer algo porque no nos parece adecuado y cuando lo hacemos porque no les parece adecuado a los demás.
Se trata de ser honestas con nosotras mismas sin dejar de ser respetuosas. Para ello es necesario reforzar nuestra autoestima y confianza.
¡Adiós vergüenza!
Di lo que sientes, vístete como quieras, baila y ríe cuando te apetezca. No reprimas ningún impulso que salga del corazón. Tu objetivo no es agradar a los demás, tan sólo a ti misma.
En ese sentido asistir a clases de danza puede ser de gran utilidad. Para bailar tienes que asumir diferentes roles y dejarte llevar sin preocuparte por el entorno. Como consecuencia, todo lo practicado en clase tendrá un reflejo directo en tu vida.
Algunas danzas conectarán contigo y pueden ayudarte a reforzar lo que tienes de positivo. Por el contrario, las que más se te resistan te ayudarán a derribar muros mentales.
Una clase de striptease o burlesque puede colocarte en una situación incómoda. Esos son los momentos que tienes que aprovechar para combatir tus prejuicios.
Olvídate de lo que piensas, de lo que piensan los demás y utiliza ese momento para librarte de todo lo que necesitas. Es decir, los complejos y vergüenzas que limitan tu vida, y te impiden ser quien eres.
La motivación personal
La motivación personal es la fuerza vital que nos impulsa a hacer realidad nuestros sueños. Esa pasión que nace de nuestros deseos más profundos y nos impulsa a tomar la iniciativa para alcanzar nuestras metas.
Todas hemos perdido la motivación en algún momento. Por este motivo nos sentimos sin deseos ni fuerzas para continuar. Puede deberse a que hemos enfrentado muchos obstáculos, a que sintamos que nuestra vida no avanza… ¡Tiene solución!
El primer paso para recuperar la motivación es ser sincera contigo misma. Para ello puedes hacerte ciertas preguntas.
¿Estoy haciendo lo que realmente quiero? ¿Estoy luchando para lograr mis sueños? ¿He establecido mis metas para complacer a otros?
Es muy difícil sentir motivación para hacer algo que no nos gusta, algo que carezca de sentido para nuestra alma. Quizás la causa de esta pérdida se encuentre en la ausencia de metas relevantes para ti.
Elige tus metas en función de tu pasión, valores y deseos del alma. Escoge aquellas que reflejen quién eres y que te permitan desarrollar tus talentos.
Cómo nos ayudan las clases de danza
Sensualidad
La sensualidad es una cualidad que provoca atracción en los demás. A pesar de que pueda parecer algo instintivo es una faceta que se desarrolla.
Por otro lado, ser sensual es independiente de nuestro aspecto físico. Bailes como la danza del vientre o la samba, ayudan a potenciar nuestra sensualidad.
Sexualidad
Danzas como el striptease, burlesque o chair dance, permiten trabajar con la energía sexual más primaria. Son mucho más que un mero baile para seducir a nuestra pareja.
Entenderlas desde un punto de vista terapéutico, combate nuestros complejos e inseguridades. De esta manera, conseguiremos relaciones sexuales más plenas.
Espíritu de grupo
Las danzas grupales requieren de compañía para cobrar sentido. Ello nos brinda la gratificante sensación de pertenecer a un grupo, además de reconocer la importancia de cada miembro.
El bollywood despierta la conciencia grupal permitiéndonos entender que sólo brillamos cuando dejamos brillar a los demás.
Ocurre lo mismo con el maracatu. Una danza de Pernambuco que se desarrolla a través de un cortejo integrado por diferentes personajes.
Paciencia
La danza requiere de mucha práctica y repetición. En ese sentido, la danza es una buena vía de trabajo.
Pocas cosas son tan gratificantes como la sensación de triunfo cuando dominas un paso después de trabajarlo durante meses.
Trabajar la paciencia hace que seamos más tolerantes y permisivas, con nosotras y con el resto.
Ser paciente nos capacita para afrontar el tiempo de cada proceso y las dificultades de forma constructiva y positiva.
Intuición
Cuando bailamos tenemos que tomar decisiones rápidas. Todo ese conjunto de pensamientos agudiza la intuición.
La intuición es la habilidad para entender las cosas sin utilizar un razonamiento consciente.
Desarrollar la intuición aumenta nuestra confianza. Confiar en ese pensamiento que surge de improviso puede ayudarnos a tomar la decisión indicada, saber cuando manifestar una opinión, o cuando es preferible permanecer en silencio.
Fuerza y poder
El baile hace que asumas diferentes roles y personajes. Interpretar una danza fuerte y poderosa permite que incluyas esas características en tu persona.
A pesar de sus diferencias, el burlesque y la danza afro brasileña entre otras, son dos disciplinas que trabajan en ese sentido.
Ser fuerte te da la confianza necesaria para no necesitar el reconocimiento de los demás. Por consiguiente, recuperas tu poder.
Las clases de danza son un vehículo para expresar lo que hay dentro de ti. En conclusión, vas a descubrir que no necesitas encajar en un molde determinado.
Instinto
Bailar es un instinto natural que saca nuestro lado primario. Se puede afirmar que bailar es una necesidad.
La danza afro brasileña conecta con ese instinto, con la energía vital.
Utiliza movimientos conscientes que captan esa energía de la tierra a través de las plantas de los pies. Esta sube a lo largo del cuerpo y explota en las manos proyectándola hacia fuera.
• Evita cargar sobre los demás lo que sientes en ese sentido. Es muy incómodo estar junto a alguien que siempre está lamentándose y buscando compasión.
• Todos tenemos complejos. Sé inteligente. Utiliza las clases de danza a tu favor para combatir lo que te limita.
• Ser sexy o atractiva no tiene nada que ver con el aspecto físico. Tan sólo es una decisión personal. En ese sentido, el baile ofrece muchas herramientas para desarrollar nuestra capacidad de seducirnos a nosotras mismas.
escuela de baile nushu
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